Mi cuendú se quedó en el zoológico y fue una atracción muy importante para los turistas, porque era un animal muy extraño debido a que lanzaba flechas con la velocidad de una bala. A mi cuendú lo tenían encerrado en una jaula con cristales antibalas para que las flechas no lastimaran a nadie.
Pero un día, un trabajador del zoológico le fue a dar de comer y el cuendú le lanzó sus flechas y lo mató.
Después se escapó y fue a la jaula de los tigres.Pensaron que era comida y se acercaron, entonces, lanzó sus flechas y mató a dos tigres. Automáticamente, los turistas tuvieron que evacuar el zoológico y llamar a control animal.
Cuando llegaron, estaba muerto. Tenía clavada una de sus púas en la espalda. Pensaron que alguien la había encontrado y se la clavó, pero después se dieron cuenta de que había rebotado en la jaula y vuelto incrustandosele en la espalda.
Ahora, el zoológico puede volver a abrir sus puertas y yo ya no volveré a preocuparme por si mata a alguna persona o animal. Pero siempre recordaré sus hermosos ojos saltones, su dulzura y su timidez